¿No lo ves? Yo muero y renazco por tú amor.
¿No lo ves? Yo muero por un gesto de tu parte.
¿No lo ves? Yo anhelo tú querer.
Y es qué, niña mía, la intranquilidad me invade cuando de usted nada sé. Me cómo las uñas. Cierro los ojos y aún así, tras estos parpados, mis pupilas siguen en tu búsqueda.
¿No te enteras? Ya no se como explicarle a estás manos tú ausencia, ya no sé cómo darle a entender a mí piel que tú calor se disipa si de mí, fugaz desapareces.
Y me refiero, niña mía, a ese breve espacio en qué no estás. A esas horas que son como cuenta gotas, que se vuelven en mi contra y amenazan mi ritmo cardíaco.
¿No lo sabes? Te extraño, vaya que te extraño.
Y es genial ese momento en el que mi teléfono vibra y leo en la pestaña tu nombre. Tú no sabes lo que causas, lo que generas en esta psiquis que no hace más que amarte.
¿No lo ves, niña mía?